Archivos para 6 abril 2012

Decepcionado?

Muchos amigos comentan frecuentemente sentirse “decepcionados”.

El problema como lo veo está en las expectativas, sólo ocurre la decepción cuando hubo una expectativa de ser recompensado. La recompensa puede ser de cualquier tipo ya sea social, laboral etc., pero siempre incluyó lo emocional. Por eso la decepción.

Para decepcionarnos tuvimos que haber cerrado los ojos a varios avisos de que las cosas no funcionarían necesariamente.

Si alguien se siente decepcionado de su pareja o de un socio o un amigo es porque se dejó engañar. Debido a su estructura evolutiva, diseñada para sobrevivir, el cerebro humano detecta amenazas —en este caso engaños, mentiras, agendas ocultas—

Dice una psicóloga que debido a motivos psicológicos (nublamientos de la atención), una persona puede haber bloqueado (para no sentir dolor) su conciencia de esas señales. Osea que, para no sufrir a veces nos desprotegemos bloqueando la percepción, es decir, a final de cuentas, desprotegernos.

El mexicano suele protegerse en lo inmediato —no sentirse solo—, y eso le cuesta desprotegerse a mediano y largo plazo: no conseguir lo que desea conscientemente, es decir, el decepcionado muy probablemente desea de modo inconsciente ser engañado, perder —el decepcionado gana una apuesta secreta— para poder ser el triunfador moral, reír al último… quejándose, acusando. Ése es su éxito seguro.

Si te decepcionas, ganas moralmente. Aunque pierdas en conseguir lo mejor para tu vida.

Decepcionado y decepcionador comparten un juego sin triunfo.

La estrategia oculta del decepcionado es esperar demasiado. Muchas veces no deja claro qué espera (o cuándo), admira al otro, se hace incondicional, se “pone de pechito”.

Decepcionarse es idealizar constantemente situaciones, personas o ambientes. Fantasear resultados y romantizar relaciones: definirlas en términos de confianza ciega.

El decepcionador, a su vez, es una persona que termina rodeándose de personas debajo de su nivel de asertividad. Su error consiste en establecer relaciones, grupos o equipos en los que otros dependen de él o ella, en lugar de que otros colaboren al mismo nivel en la toma de decisiones o acciones.

Al tener subordinados pasivos, permite y alienta la creación de falsas expectativas. No tendría que permitir o alentar eso. Pero todavía tiene dudas de sí mismo y busca que la confianza ciega de otros en él o ella compense inconscientemente la desconfianza residual que tiene aún de su propio desempeño.

El costo de ser o tener decepcionados es muy grande. El decepcionado hace guerra contra el prestigio del decepcionador. Y realiza campaña a favor de sus ideales, que son su bandera… y su peor enemigo.

Decepcionarse es siempre una oportunidad de percibir la ingenuidad propia como una señal de que no se ha crecido: refugiarse en sentirse en “desventaja”; la prueba de que buscamos codependencias.

Sin embargo, es difícil que el decepcionado lo acepte. Tiene un rol muy protector: mantener una imagen, buena, pura, de sí mismo.

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